Todos Tus Muertos resucita con “Crisis Mundial”, un disco combativo con letras que van al choque. Critican al gobierno K y opinan sobre Malvinas, la manipulación de los medios y su relación con Fidel Nadal.
— ¿Nos sentamos en este sillón? — le dice Félix a Pablo Molina.
— Sí, es lo mismo — contesta.
Son las cuatro y media de la tarde más o menos. El cuero blanco del sofá combina poco con el parqué descascarado del piso, pero hace juego con las paredes y un ventanal enorme y viejo que da a una de las tantas calles semejantes de Palermo. No hay dudas de que Pablo Molina es bajito. Su compañero le lleva por lo menos dos cabezas. Pero los armoniza una misma imagen. Será por lo que dicen, será por lo que piensan.
— La banda siempre fue contestataria — explican ambos haciendo orgullo de que Todos Tus Muertos, después de 25 años de historia, edite nuevo disco. Material con nuevas canciones, nuevo sonido, nueva formación, mismo mensaje.
El nombre “Crisis Mundial” viene a raíz de un tema del ’79, de la adolescencia de Félix, cuando tocaba en una de las primeras bandas punk (Molina pronuncia punk, no “pank”) del país llamada los Laxantes. El título le vino como anillo al dedo.
— A ver, el mundo en guerra y estamos en 2010 — comenta Félix.
La nueva placa salió a la venta a principios de abril, y sucede a “Re- Unión” de 2006, año en que se reagruparon para dar un show en vivo sin el eterno Fidel Nadal, cantante original de la banda que decidió caminar su propio sendero.
Según ellos, estos temas y reversiones de viejas obras esconden “el deseo de volver a las raíces”. Ese fue el sentimiento general que tenía el grupo. “Sobre todo en las letras, que tratan de concientizar yendo al choque. Mezclando los estilos musicales y con cosas que pensamos que hay que decirlas”.
Se nota. Crisis Mundial tiene un alto contenido ideológico. Explosivo. Como las letras de “El ritual de la muerte” o de “Fuego amigo” (canción en la que fue invitado Hugo Lobo y los Dancig Mood) que hablan de la guerra. De esa que remarca Félix: “La de Bush hijo”.
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ANÉCDOTA. “En 1994 fuimos a México por primera vez. Teníamos rotando un video clip en MTV, y con eso tocamos en algunos bares. Conocimos a una gente, y nos ofreció organizar un show en una playa de estacionamiento llena de colectivos y camiones. Aceptamos. Era un sindicato de choferes y de costureras. Me acuerdo que habían armado el escenario y el sonido, que era malísimo, arriba de un semi remolque. Fue muy caótico. Había muchos “punkis”, y la gente se tiraba de los colectivos. Se pegaban, volaban botellazos. Hubo un par de heridos pero “bien”, a su manera la pasaron todos bien. Tuvimos que salir escapando esa vuelta”, recuerdan entre risas.
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Filo: ¿Tienen esperanzas de cambio?
Félix: Es una visión apocalíptica, pero hay temas como “Sea lo que sea” que hablan del derecho que tenemos de expresarnos en nuestra lengua, por nuestra cultura, por lo que somos. Y que cada uno tiene un lugar en el planeta, que en realidad es de todos, porque no le pertenece solamente a los poderosos. Esa es nuestra esperanza también, el cambio de conciencia de la gente, que todos empiecen a pensar de una manera diferente. Antes veía a la gente muy crédula de lo que le decían los políticos, pero ahora ya no les creen más. Eso me parece muy positivo, es decir, que se hayan caído las máscaras. (Su compañero, pequeño y casi sumergido entre el mullido cuero blanco del sillón, lo escucha atento y asiente con la cabeza en cada oportunidad que puede).
Filo: ¿Qué piensan del gobierno kirchnerista?
Pablo: Es uno de los peores que hemos tenido. En definitiva, todos son malos.
Félix: Perdón ¿cuál fue el mejor, o mejor dicho, el menos peor?
Pablo: Todos buscan el poder, salvarse ellos y su familia, y tener más millones en las cuentas del exterior. Y así se van cagando en la gente. Se pelearon con el campo, sacan plata de las reservas, distraen la atención. También estuvo el tema de las Malvinas, que en realidad son las Falklands, no nos engañemos más porque siempre hubo ingleses ahí (SIC). Ahora saltan por el petróleo. ¿Para qué quieren dos islas más, para sumarlas al desastre del país? Eso es una estupidez. Y además aprovechan para cebar a la gente con un falso patriotismo, eso provoca distracción mientras ellos se roban todo. Los manipulan. Aunque también somos responsables nosotros como población, porque los políticos no vienen de Marte, son argentinos. En parte es nuestra culpa tener a los gobernantes que tenemos, porque también somos un poco corruptos en el fondo.
Félix: América y por ende Argentina están dominados por grupos económicos desde hace 400 años, entonces entiendo que no pueden hacer mucho en un solo mandato.
Filo: El tema “Medios de confusión” está referido a la recurrente manipulación de la prensa sobre las masas ¿A qué se debió esa especie de denuncia?
Pablo: No hablamos de los periodistas independientes, porque ellos tienen la posibilidad de publicar informaciones que tal vez el sistema no quiere que se publiquen. Pero hablamos de los medios masivos, que tienen todo manejado, donde el directorio decide qué se dice y qué no. Son medios de manipulación masiva. Eso es muy siniestro, nefasto. La tele es un invasor puesto en tu casa, en tu intimidad. Está en el hogar de toda la familia. Es un ente que está ahí, invadiendo, y hablando de lo que ellos quieren. Y te habla a vos y a tus hijos. Eso es súper jodido. Te dicen qué es lo que tenés que comprarte, cómo tenés que pensar y qué tenés que ambicionar en tu vida. Es algo monstruoso si lo pensás. Con mis hijos trato de que vean sólo ciertas cosas, pero hay que estar todo el tiempo atento porque si no se te va de control. Estuve 4 años sin televisor, hasta que mi hija se hizo más grande y más demandante.
Filo: ¿Cómo es su relación con Fidel Nadal?
Pablo: Me lo cruzo rara vez. Nos saludamos, le pregunto por sus hijos, por su familia. Me pregunta por nosotros, por la banda. No es el contacto que teníamos antes, ya no es lo mismo. Pero la relación es buena.
EL GRUPO.
Pablo Molina. Cantante principal, percusión y composición. Se unió en 1992 como percusionista y corista. Tras la partida de Fidel tomó las riendas de la voz.
Félix Gutiérrez. Bajista y compositor. Miembro fundador desde 1985.
Horacio "Gamexane" Villafañe. Guitarrista y miembro original.
Christian Fabricio. Baterista. Es el tercero que ocupa ese lugar en la banda.
Cuando Walter Lezcano se inmiscuyó en el asunto, no lo podía creer. El año pasado, la idea llegó a sus oídos y no dudó en aceptarla. Era justo lo que estaba buscando.
Es que en Capital, un sujeto proponía enseñar a encuadernar libros, gratis y de forma casera, con el objetivo de “descentralizar el mercado editorial”. Por eso en este taller le proponían una meta, la cual Walter cumplió a raja tabla: Que en cada ciudad, localidad o barrio, funcione una “imprenta artesanal”.
Bajo ese lema se fundó “Mancha de Aceite”, una (muy reducida mini) PyME que funciona en el distrito de Florencio Varela y que acaba de publicar su segundo material llamado Bailanta, una novela de Matías Gómez (ver recuadro).
“Cuando la leí me encantó. Habla un poco de lo que se vive acá en Solano. De la bailanta como ese lugar en el cual sale a la luz la realidad que nos acogota todos los días. Es un tipo de literatura diferente, y la idea es mostrar otro tipo de narradores”, reconoce Walter a revista Filo.
La cocción
“Mancha de Aceite” no intenta ser elitista ni mucho menos. Su mentor explica que el proceso del armado de los libros es “analógico”, casi fetichista. Una vez que reciben el material comienza la etapa de corrección de texto. Luego se arman una especie de cuadernillos, se imprime un ejemplar y se lo fotocopia. Como parte final del montaje, los prototipos de libros se estacionan en una prensa.
El resto, lo explica Walter: “Después vamos a los supermercados chinos a buscar cartón. Con eso hacemos las tapas, que no llevan ni el nombre del libro ni del autor”. El libro es cocido a mano uno por uno.
Walter Lezcano es docente de Lengua y Literatura en las escuelas secundarias de Florencio Varela. Escribió y publicó “Guerra”, el primer compendio de su propia editorial artesanal. En el proyecto lo acompañan Patricia y Silvia Jiménez. “Veo que la relación que tiene la gente con un libro es como de tedio”, critica.
“Bailanta” según Walter: “Es una historia que aborda la amistad como refugio frente a la impiedad del mundo, la búsqueda del éxtasis amoroso, el barrio, el fin de semana como esa cima a alcanzar y que te organiza la vida, la rutina y el intento de vencerla, la fiesta, el baile, la música, las mujeres”. Fue presentado el pasado 16 de abril en la Pulpería, un reducto de la zona.
Detalles del documental de Miguel Abuelo.
No había más nada por hacer, sus huesos estaban consumidos. Con 42 años, el 26 de marzo de 1988 Miguel Abuelo se moría de SIDA, una por entonces extraña enfermedad conocida como “peste rosa” que se les adjudicaba únicamente a los homosexuales. Con él se iría su arte y llegaría el recuerdo, el reconocimiento, y la añoranza que tan bien describirá años después Andrés Calamaro: “Dejaste gloria y regalaste historia”.
Menos conocido como Miguel Ángel Peralta, Abuelo plantaba su semilla sin esperar que 22 años después un collage cinematográfico le rindiera tributo. Se trata de “Buen Día Día”, un documental basado en su vida y obra, dirigido por los cineastas Eduardo Pinto y Sergio “Cucho” Constantino. Cinta de 90 minutos de duración que fue el resultado de 5 años de trabajo y que fue estrenado en tres oportunidades en el marco del reciente BAFICI, a sala llena.
En el bar…
A días nomás de la proyección, Pinto saluda a unos conocidos en un museo bar de Fraga y Lacroze, a dos cuadras del cementerio de Chacarita. Con la puntualidad de las 16 pide un café, desvía su mirada hacia la ventana, prepara, apunta, y dispara su respuesta.
“El rodaje fue intenso. Era editar, ver, desarmar, discutir, volver a editar, conseguir nuevo material. Hacer un documental es de alguna forma descubrir; en este caso a Miguel. Uno arranca la construcción de la película con una idea, que después se somete a idas y vueltas. Fue duro porque quedó mucho material afuera, hubo decisiones sobre situaciones e historias que decidimos no contarlas”.
Porque la premisa era cuidar al personaje. Justo por eso la película se enfoca más en su costado artístico y público, que en su intimidad. “Cualquiera que transite en el rock pasó por situaciones violentas de drogas, y eso no nos interesaba contar. Obvio que se habrá drogado miles de veces y habrá tenido experiencias sexuales de las más variadas, pero apuntamos a su obra”, retruca Pinto, mientras le pone dos de azúcar.
Todavía en el bar…
El film es un gran collage armado con un vasto material de archivo. Hay 30 canciones, 20 poemas y centenares de fotografías. El protagonista principal es el alma de Miguel, que “sobrevuela todo el tiempo”, y le siguen sus canciones que hablan por sí solas. Aunque también los entrevistados se llevan su parte. Hablan Horacio Fontova, Luis Alberto Spinetta, Kubero Díaz, Cachorro López, Miguel Cantilo, Pipo Lernaud, “Juanjo” Carmona y Alfredo Rosso entre otros. “Cada uno de ellos va contando una parte y con esos relatos uno va construyendo este gran rompecabezas”.
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OPINION. “Creo que el cine se tiene que relacionar más con el cine, y no tal vez copiar fórmulas extranjeras de un tipo de cine, que está bien, es barato, fácil, podes ganar premios, pero está bueno apuntar a la cultura pop” (Eduardo Pinto).
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Con ellos, el que también teje la prosa es Gato Azul Peralta, el propio hijo de Abuelo, quien recolecta información para rearmar la historia de su propio linaje. “Para él fue muy intenso porque creo que tenía una negación de todo lo que era el padre, por eso considero que la película lo ayudó para volver a conectarse con su papá”, confiesa Eduardo.
Gato Azul nació en Londres en 1978. Para ese entonces, Miguel hacía casi 10 años que había dejado en Argentina su primera formación de los Abuelos de la Nada, en esa en la que tocó Pappo, y que no tuvo demasiada trascendencia. Su bohemia y su amor por las desventuras lo habían llevado a Europa, continente en donde se entregó a la vida de los bares y el desenfreno. Por eso Gato ya de chiquito mamó el ambiente del rock a un ritmo desequilibrante, una experiencia que le permitió afrontar como un hombre la muerte de su padre, cuando apenas era una adolescente de 16 años.
“En el rodaje nos dimos cuenta de que Miguel no conoció a su padre, y que también de alguna forma estuvo tratando de buscarlo. Ahí es donde se genera una relación de la supuesta ficción con la realidad. Ese relato uno lo va descubriendo sobre la marcha”, comenta el realizador.
CAÑO DORADO. Es una película que Pinto escribió hace 8 años y que está próxima a estrenarse. De género “border”, es un policial negro sobre un pibe suburbano del Gran Buenos Aires que fabrica armas y las vende en los barrios. La banda sonora la hizo Pity Álvarez, Manu de Estelares, Poncho y Caramelo Santo.
El grupo de percusión que lidera Sergio “El Colo” Graziosi tiene un nuevo integrante: Manu Varela, el saxofonista de La Renga.
Luego de la presentación que realizaron el pasado 10 de abril en un intimista auditorio del local Checo I, a Kalímax se le suma un nuevo integrante. Se trata ni más ni menos que de Manuel Varela, saxofonista de La Renga.
Al parecer “Manu” quedó encantado con el trío de percusionistas. Según el creador y mentor de Kalímax, Sergio Graziosi, en esa fecha (que fue una demostración que presenciaron a sala llena unas 50 personas) la “experiencia fue excelente”.
“Porque la historia de tocar con un aerófono rockero, un músico que tiene el volumen de estadio no es lo mismo que aquel que tiene el del pub. Es un habilidosísimo creador de efectos a tiempo real, graba con un pedal y lo reproduce en el momento”, explica.
En esa presentación sonó de todo, desde música africana y jazz, con saxo tener y alto, hasta música argentina donde Manu ejecutó pincuyos, sicus y quenas.
En cuanto a la base de tambores, se compuso de bembés con bombos legüeros.
En palabras de su creador, “Kalimax es un ensamble de percusión creativa, donde se muestran ritmos afroamericanos, africanos, argentinos y asiáticos. “El trío toca ritmos binarios y compuestos, y es un viaje de experiencia a través de la percusión. La historia es transmitir vivencias mediante los sonidos, es como una revolución de tambores al aire”, concluye.
Sus integrantes:
Sergio Graziosi - Dirección de ensamble, Congas, Timbal, Bombo Legüero y Máquinas Electrónicas., Adrian Carrizo - Congas, Zurdo, Caña Brava y Percusiones Menores., Maximiliano Scalercio - Congas, Campanas, Pandereta, Bar Chimes y Accesorios., Manuel Varela ( La Renga ) - Aerófonos
Sus próximas fechas:
- Sábado 15 de mayo, Metal extremo con Tomás Limeres. Es una clínica de metal extremo donde se ve blast beats, todo lo relacionado a la batería en el género.
- Sábado 22 de mayo en Checo I (Villa Luzuriaga). Entradas a la venta en Checo II, Constitución 297, Haedo.
EDITORIAL
Me convertí en un número. Tengo fracción, raíz cuadrada y a veces decimal. También me convertí en un número entero. Mera combinación entre el uno y el cero. Soy numerable y razonable. Despreciable y dispensable. Aceptable y vulnerable. Multiplico. Para el resto no sumo ni resto. Soy consecutivo, destructivo. Me convertí en un número y tengo además factor común. Soy par e impar. Máximo y mínimo. Mayor, igual o menor. Soy múltiplo de dos, de tres, de cuatro o de nueve. No de uno. No para uno. No tengo valor, soy solo valor. Me convertí en un número, me dicen “4232”. Tengo código propio, binomio y exponente. Decadente y resistente. Totalmente ambivalente. Doy resultado y error. Depende la situación, de la ecuación. Soy exacto de facto.
Me convirtieron en un número. Elevé mi razón, mi corazón, a la tercera potencia. Incongruencia, falta de conciencia. Ahora mi alma es cardinal, y mi sentimiento animal. Soy sistemático y matemático, de las ciencias duras en estado puras. Mi nombre es “4232” y hay millones como yo. Solo números, meras combinaciones entre los unos y los ceros.
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