Cuando Walter Lezcano se inmiscuyó en el asunto, no lo podía creer. El año pasado, la idea llegó a sus oídos y no dudó en aceptarla. Era justo lo que estaba buscando.
Es que en Capital, un sujeto proponía enseñar a encuadernar libros, gratis y de forma casera, con el objetivo de “descentralizar el mercado editorial”. Por eso en este taller le proponían una meta, la cual Walter cumplió a raja tabla: Que en cada ciudad, localidad o barrio, funcione una “imprenta artesanal”.
Bajo ese lema se fundó “Mancha de Aceite”, una (muy reducida mini) PyME que funciona en el distrito de Florencio Varela y que acaba de publicar su segundo material llamado Bailanta, una novela de Matías Gómez (ver recuadro).
“Cuando la leí me encantó. Habla un poco de lo que se vive acá en Solano. De la bailanta como ese lugar en el cual sale a la luz la realidad que nos acogota todos los días. Es un tipo de literatura diferente, y la idea es mostrar otro tipo de narradores”, reconoce Walter a revista Filo.
La cocción
“Mancha de Aceite” no intenta ser elitista ni mucho menos. Su mentor explica que el proceso del armado de los libros es “analógico”, casi fetichista. Una vez que reciben el material comienza la etapa de corrección de texto. Luego se arman una especie de cuadernillos, se imprime un ejemplar y se lo fotocopia. Como parte final del montaje, los prototipos de libros se estacionan en una prensa.
El resto, lo explica Walter: “Después vamos a los supermercados chinos a buscar cartón. Con eso hacemos las tapas, que no llevan ni el nombre del libro ni del autor”. El libro es cocido a mano uno por uno.


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