por Jimena Romero
Estoy en el “Patio de actores”, un lugar mágico. El clima cultural se respira por doquier, la señora Laura Yusem sale de improvisto de una de las puertas de esa casona antigua y se dirige directamente a mi. ¡Hola Laura! ¿Cómo estás?, le digo. Muy bien, responde sonriente con una tranquilidad que inspira armonía.
Esa misma armonía trasladada a la estética artística es la que introduce en sus obras. Tiene más de 40 años de trayectoria en el teatro y un vasto conocimiento cultural. Estudió letras en la UBA sólo porque Jorge Luis Borges enseñaba Literatura inglesa.
Se formó con grandes del ballet y del teatro, fue periodista, ex esposa de Horacio Verbitsky, íntima amiga de Griselda Gambaro. En su currículo también figura que fue bailarina del Teatro San Martín, actriz y directora. En su haber tiene más de 50 obras entre dirigidas y actuadas. Es sin dudas una gran trasgresora: Es la primera directora mujer del teatro argentino.
Y allí estoy yo, esperando entrar a ver su última obra “Querida mamá o guiando la hiedra”, una adaptación de textos de Hebe Uhart, en un homenaje que me confiesa, es a su propia madre.
Llegué a tiempo, el preestreno empezaba a las 21hs. La ansiedad hace que comience a caminar por el lugar. Observo un premio ACE a mejor directora por “La Malasangre”, algunos cuadros en la pared, los sillones, una amistosa estatua que oficia de muñeco subida a una barra en la parte de atrás. Por esas cosas instintivas que uno tiene, giro y miro a la puerta cuando escucho un murmullo. Entraba Adriana Aizenberg. Nada más hacia falta para sentir que estaba rodeada por los artistas más importantes que alimentan la cultura de este país.
Las puertas de la sala se abren, entro ansiosa y me ubico en la tercera fila justo en el medio. No quiero perderme detalle. La musicalidad de la obra no se hizo esperar ni un segundo, por momentos era la misma Laura Yusem en escena personificada por una joven de veintitantos años. Fumaba sin parar y se sincera con su madre, la extraña, a pesar de las diferencias… la añora.
“Te extraño tanto mamá… que ya no te pelearía ni me enojaría como cuando cada vez que cobrabas la jubilación ibas a comprar Oporto y caramelos, y yo te regañaba y te decía, ¿para qué los querés sino los comés?… Y vos me respondías: por si viene alguien a visitarnos”.
Un texto bellísimo, de una gran profundidad emocional. La música compuesta especialmente no hace más que acentuar la sensibilidad de la puesta. No quiero poner palabras a lo que veo, hace falta estar allí para dejarse impregnar de tanta sensibilidad artística.
Como era de esperarse, un final contundente, bien a lo Yusem. Una obra deslumbrante de un gran sentido estético. Un mimo para el alma.
Esa misma armonía trasladada a la estética artística es la que introduce en sus obras. Tiene más de 40 años de trayectoria en el teatro y un vasto conocimiento cultural. Estudió letras en la UBA sólo porque Jorge Luis Borges enseñaba Literatura inglesa.Se formó con grandes del ballet y del teatro, fue periodista, ex esposa de Horacio Verbitsky, íntima amiga de Griselda Gambaro. En su currículo también figura que fue bailarina del Teatro San Martín, actriz y directora. En su haber tiene más de 50 obras entre dirigidas y actuadas. Es sin dudas una gran trasgresora: Es la primera directora mujer del teatro argentino.
Y allí estoy yo, esperando entrar a ver su última obra “Querida mamá o guiando la hiedra”, una adaptación de textos de Hebe Uhart, en un homenaje que me confiesa, es a su propia madre.
Llegué a tiempo, el preestreno empezaba a las 21hs. La ansiedad hace que comience a caminar por el lugar. Observo un premio ACE a mejor directora por “La Malasangre”, algunos cuadros en la pared, los sillones, una amistosa estatua que oficia de muñeco subida a una barra en la parte de atrás. Por esas cosas instintivas que uno tiene, giro y miro a la puerta cuando escucho un murmullo. Entraba Adriana Aizenberg. Nada más hacia falta para sentir que estaba rodeada por los artistas más importantes que alimentan la cultura de este país.
Las puertas de la sala se abren, entro ansiosa y me ubico en la tercera fila justo en el medio. No quiero perderme detalle. La musicalidad de la obra no se hizo esperar ni un segundo, por momentos era la misma Laura Yusem en escena personificada por una joven de veintitantos años. Fumaba sin parar y se sincera con su madre, la extraña, a pesar de las diferencias… la añora.
“Te extraño tanto mamá… que ya no te pelearía ni me enojaría como cuando cada vez que cobrabas la jubilación ibas a comprar Oporto y caramelos, y yo te regañaba y te decía, ¿para qué los querés sino los comés?… Y vos me respondías: por si viene alguien a visitarnos”.
Un texto bellísimo, de una gran profundidad emocional. La música compuesta especialmente no hace más que acentuar la sensibilidad de la puesta. No quiero poner palabras a lo que veo, hace falta estar allí para dejarse impregnar de tanta sensibilidad artística.
Como era de esperarse, un final contundente, bien a lo Yusem. Una obra deslumbrante de un gran sentido estético. Un mimo para el alma.
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PATIO DE ACTORES
Lerma 568
Capital Federal
Teléfonos: 4772-9732
Entrada: $ 30,00 y $ 20,00 - Sábado - 21:00hs -
Lerma 568
Capital Federal
Teléfonos: 4772-9732
Entrada: $ 30,00 y $ 20,00 - Sábado - 21:00hs -
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