El futuro de EMI Music está empantanado y podría decidirse al mejor postor. Las especulaciones de una posible quiebra y el juicio que ganó Floyd.
Los números del año pasado dieron en rojo y la noticia cobró tanta relevancia que hasta causó cierto pánico: EMI está en crisis y podría llegar a presentarse en quiebra.
Es que durante 2009 el sello registró pérdidas de 2.064 millones euros, déficit que generó una ecuación alarmante, ya que la empresa necesita más de 137 millones para recuperar su balanza comercial. De lo contrario, la compañía se vería forzada a una posible venta y en este contexto su futuro podría decidirse al mejor postor.
Según la prensa británica, existen dos posibles compradores que ya afilaron sus colmillos: Por un lado Warner Music (que fusionaría ambas compañías y se apoderaría del mercado superando a las competencias Universal y Sony), y por el otro KKR, un fondo de capital de riesgo.
Ahora bien, ¿cuáles fueron los verdaderos motivos que llevaron al naufragio comercial a un emporio de 115 años de vida? Fácil: La era del crédito fácil y la escasez de ventas.
Las malas maniobras
En 2007 EMI Group fue absorbida por el grupo Terra Firma Capital Partners, usina que reúne a más de 180 inversores de todo el mundo. La transacción se concretó por 4.500 millones de euros, negociado que provocó el endeudamiento de los nuevos compradores con el banco de capital norteamericano Citigroup, a quienes solicitaron un préstamo de 3.600 millones.
La situación parece insostenible y Terra asegura no poder cumplir con sus obligaciones. El dinero no está, al contrario, sólo hay pérdidas. Es más, la empresa se vio forzada a despedir a un tercio de los 4.500 empleados que mantenía al momento de su adquisición. También se dieron grandes bajas de personal en las oficinas que la discográfica mantiene en Argentina.
El hundimiento del barco
En uno de los tantos intentos por salir a flote y evitar que la nave se sumerja, el titular de EMI, Guy Hands, demandó al Citigroup al aducir que había “inflado” el precio de la compra del sello. Hasta principios de marzo, ambas partes maniobraban la posibilidad de llevar el caso a juicio en los tribunales de Londres.
Pero eso no es todo. La posible venta de los míticos estudios Abbey Road fue otra bomba que se lanzó en febrero desde los pasillos de la discográfica, y que logró hacer eco de inmediato en la prensa del mundo entero. Tanto que hasta Paul Mc Cartney y el magnate del teatro musical, Andrew LLoyd Webber, se ofrecieron a comprarlo. A los pocos días, la historia terminó por resolverse en forma feliz, como en un cuento: "EMI cree que Abbey Road debe continuar siendo nuestro", rezaba un comunicado.
Otra de las principales circunstancias de la caída del sello sería la baja cantidad de ventas de su catálogo que, dicho sea de paso, incluye artistas de primera gama en la música internacional, tales como Coldplay, Robbie Williams y Depeche Mode. Además, EMI usufructúa la discografía completa de The Beatles, y durante este año editará 10 discos del finado Michael Jackson, material por el que recientemente pagó a Sony y a su familia unos 250 millones de dólares.
Al respecto, un artículo publicado en el diario español El País, sentencia: “Terra Firma ha sabido revalorizar cadenas de cines o pubs, pero no entendió las particularidades de EMI, empresa que depende de unos creadores de riqueza tan temperamentales como los artistas”. No por nada la compañía dejó partir de sus filas a bandas como Radiohead, Rolling Stones o al mismo Mc Cartney, tres de sus principales caballitos de batalla.
Cyber war
Como si le faltara una nueva pálida, a mediados de marzo la empresa recibió otro cachetazo. Esta vez de manos de Pink Floyd, que le ganó un juicio y le prohibió regentear la descarga por Internet de temas de su autoría.
La justicia aceptó los argumentos del grupo, ya que el sello estaba obligado por contrato a vender sus discos en la configuración original, y no disgregados, estimando que el objetivo de la cláusula es "preservar la integridad artística de los álbumes". Además, debió hacerse cargo de los gastos judiciales, unos 66 mil euros.
EMI se hunde. La crisis de capitales, el alcance de Internet, su nueva forma de comercialización y la vorágine de la economía volátil, fueron algunos de los factores por los cuales -según especialistas también acompañados por una mala gestión-, peligra el devenir de uno de los principales referentes del mercado musical. Con ello también se caería parte de la historia, pero sin dudas, se abre una nueva puerta: la autogestión.
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